Así como Santo Tomás de Aquino propuso las siete génesis de
los atentados contra dios, la publicidad puede caer en la tentación y hacer lo
propio contra sus propios objetivos.
1- Pereza
“La publicidad debe estar 15 minutos adelantada a su
tiempo, no menos, no más”
Hay ciertas actividades previas a pensar sobre el
producto que debe ser consideradas, incluso por los veteranos de mil campañas,
ya que las tendencias fluctúan y el momento del lanzamiento debe estar acorde.
Realizar estudios de mercado, hablar con los vendedores,
con la gente a la que va dirigido el producto para saber qué piensa, tener insights
para prevenir posibles desaciertos o planear nuevos movimientos.
Con esos datos hay que pasar a un segundo paso, generar
de ellos una información, una hipótesis, que será importante al momento de
plantear una estrategia a corto, mediano y largo plazo.
2- Ira
El eterno conflicto cliente y agencia, cómo se ven entre
sí: uno, que su producto es perfecto, bello e infalible –lo cual es esencial
para obtener éxito comercial-, enfrente, personas que tienen otra mirada y
pueden caer en la tentación de menospreciar el conocimiento del que es el dueño de la pelota.
3- Lujuria
Los recursos como las celebrities, el sexo y la violencia
parecen ser fórmulas imbatibles, pero no siempre es tan así: si detrás de la
pieza no hay una idea las posibilidades de éxito disminuyen, ya que el
personaje y el sexo van a opacar el producto, y la violencia generará que no se
preste atención a la comunicación o por el contrario, que los más cínicos, se
rían.
4- Soberbia
Tener ego o no, dónde empieza la confianza en uno mismo y
dónde la arrogancia: para cualquier actividad que realicemos es fundamental
creer en nosotros, casi tanto como estar abierto a las críticas y a los
comentarios que otras personas pudieran hacer.
5- Avaricia
“Dejar de hacer publicidad para ahorrar dinero, es como
detener el reloj para ahorrar tiempo”.
Hay productos que ya están establecidos tienen un mercado
y la gente los acepta: pero en el instante en que dejen de comunicarse con su
público se darán cuenta –tal vez muy tarde- que hay otras 10 empresas
reclamando su corona.
6- Gula
Así como una suerte de causa-efecto pavloviano esperamos
que la publicidad comience a dar réditos inmediatamente: no siempre es así. Hay
quienes privilegian que su comercial aparezca 10 veces en la trasnoche sin
parar, en vez de una vez en prime time, otros empapelan edificios y avenidas,
cuando su público en realidad viaja en subte.
7- Venganza
Contraponer la propia sabiduría sobre el error ajeno es
como un néctar irresistible, y para un público que no elige ver publicidad, no
hay nada más gratificante que encontrar que falta una tilde, que se haya escapado
un punto o descubrir una “C” disfrazada de “S”.
Si la gente decide, por más que imploremos por perdón, no
lo va a olvidar, y nuestro producto con orejas de burro en el rincón.
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